Al recurrir a rentar bienes y servicios, los gobiernos estatales y municipales obtienen ahorros logrando el presupuesto eficiente que requieran.
Hay administraciones que al reorientar recursos hacia un gasto social, pueden cumplir con servicios públicos, seguridad pública, infraestructura y servicios generales.
El arrendamiento ayuda a obtener bienes y servicios en un periodo determinado, sin cargar con los costos y riesgos que implican la compra con el paso del tiempo, como el mantenimiento, la depreciación y obsolescencia. Todos esos costos y riesgos los asume la arrendadora.
El arrendamiento se divide en dos categorías. La primera, el arrendamiento puro, se refiere al mecanismo mediante el cual los gobiernos pueden acceder, por medio de una renta mensual, a la satisfacción de los servicios públicos
Para poder lograrlo se necesita el buen manejo de los recursos para contar con finanzas es más que indispensable hacer inversiones inteligentes.
Con un presupuesto limitado y el gasto corriente que absorbe la mayor parte de éste, es todo un reto reducir el margen para cubrir las necesidades de la población.
Aquí es donde el arrendamiento constituye un modelo integral dando una solución inmediata como herramienta de una planeación inteligente y efectiva, dadas sus ventajas: uso de bienes de manera inmediata; flexibilidad en el esquema de arrendamiento de acuerdo a las necesidades del cliente; renta mensual fija y deducible; plazos de arrendamiento por contrato; la cobertura de mantenimiento, monitoreo, seguros y gestoría.
Flotillas de vehículos como patrullas o recolectores de basura; equipo de cómputo; mobiliario; equipo médico y de laboratorio; maquinaria y equipo pesado, son algunos ejemplos de bienes pueden arrendarse.
El gasto en inversión ha disminuido y se ha enfocado a la contratación de arrendamientos de todo tipo, estos generan ahorros y a su vez se modernizan los activos con los que se atienden las necesidades de la población.