El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia informó que, entre 2019 y 2021 durante la COVID-19, cerca de 67 millones de niños y niñas se quedaron sin vacunar total o parcialmente y 48 millones no recibieron ni una sola vacuna sistemática, lo que provocó la disminución de índices de vacunación en 112 países.
En la edición de 2023 Para cada infancia, vacunación, del Estado Mundial de la Infancia, el principal informe de Unicef, se demostró que la percepción pública de la importancia de las vacunas infantiles disminuyó en 52 de 55 países, debido a que, en muchas regiones, las personas menores de 35 años y las mujeres fueron quienes manifestaron menos confianza en las vacunas infantiles tras el inicio de la pandemia.
En 2022, por ejemplo, el número de casos de sarampión fue más del doble del total del año anterior. Mientras, el número de niños y niñas paralizados por la poliomielitis aumentó un 16 % interanual.
“En el punto álgido de la pandemia, los científicos desarrollaron rápidamente vacunas que salvaron innumerables vidas. Pero a pesar de este logro histórico, el miedo y la desinformación sobre todo tipo de vacunas circularon tan ampliamente como el propio virus”, afirmó Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef.
Pese a estos retrocesos, el apoyo general a las vacunas sigue siendo relativamente sólido, por ejemplo: en casi la mitad de los 55 países estudiados en la realización de la investigación, más del 80 % de los encuestados consideran que las vacunas son importantes para la infancia.
De acuerdo con el informe de la Unicef, La vacunación infantil en América Latina y el Caribe registra el mayor descenso mundial de la última década; uno de cada cuatro niños y niñas carece de vacunas vitales, haciendo retroceder las tasas de cobertura de inmunización a los niveles de hace casi 30 años.
El retroceso de América Latina y el Caribe en materia de inmunización ha dejado a 2,4 millones de niños y niñas, uno de cada cuatro menores de un año, desprotegidos frente a enfermedades prevenibles mediante vacunación. Más de 1,7 millones nunca han recibido una vacuna. Los niños y niñas de los hogares más pobres tienen casi tres veces más probabilidades de ser cero dosis que aquellos de los hogares más ricos.
En esta región, el descenso de la vacunación infantil puede deberse a múltiples factores. Por un lado, los desastres naturales, la violencia, la urbanización, la inestabilidad y la migración. Las comunidades marginadas con un acceso limitado a servicios de atención primaria de salud de calidad. La pandemia de la COVID-19 exacerbó estos retos, interrumpiendo la vacunación infantil debido a las intensas demandas en los sistemas sanitarios y a las medidas de confinamiento en el hogar. En los últimos años, hay también signos de una disminución de la confianza en la vacunación en algunos países de la región.
El informe también destacó que la vacunación no solo salva vidas, sino que también es una estrategia probada para reducir los costos futuros de la atención sanitaria.
La Unicef para hacer frente a esta crisis de la supervivencia infantil exhorta a los gobiernos a identificar urgentemente a todos los niños y niñas, especialmente a los que no fueron vacunados durante la pandemia de COVID-19, y proporcionarles vacunas. También, hace un llamado a reforzar la demanda de vacunas, entre otras cosas mediante el fomento de la confianza, y a dar prioridad a la financiación de los servicios de inmunización y la atención primaria de salud. Además, propone crear sistemas sanitarios resilientes mediante la inversión en personal sanitario femenino, la innovación y el fomento de la fabricación local.