Latinoamérica

Latinoamérica condenada a economías extractivistas

Durante muchos siglos, América Latina ha sufrido una explotación indiscriminada de sus recursos naturales, exportándolos como materias primas para impulsar el desarrollo económico de países industrializados. Esta explotación ha tenido consecuencias graves en términos sociales, ambientales y económicos para la región.

Desde la llegada de los barcos europeos en el siglo XV en busca de oro, pasando por la explotación brutal de las comunidades indígenas en la fiebre del caucho del siglo XIX, hasta la dependencia económica de los hidrocarburos y minerales en el siglo pasado, el modelo extractivista ha dejado al mundo al borde del colapso.

Cambiar este modelo económico es un desafío crucial para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5°C y fortalecer la resiliencia de los ecosistemas y las comunidades frente al cambio climático. La respuesta radica en lograr una transición energética justa, donde América Latina desempeña un papel fundamental al garantizar que sea planificada, equitativa y brinde beneficios distribuidos de manera justa en la región.

América Latina ya es una de las regiones más vulnerables al cambio climático y ha mostrado un mayor compromiso climático en muchos de sus países. Sin este nivel de ambición, sería imposible alcanzar los objetivos del Acuerdo de París y proteger nuestra riqueza natural de las presiones del mercado internacional. El desafío para la región es importante. No podemos permitir que la historia se repita y seguir atrapados en una economía basada en la explotación de recursos. La urgencia no debe llevarnos a tomar decisiones apresuradas y dejar cargas más pesadas a las generaciones futuras.

La mayoría de los países de América Latina ya tienen una participación significativa de energías renovables en su matriz energética, con más del 30% en la energía primaria y el 60% en la matriz eléctrica. Esto nos brinda una ventaja inicial para lograr una generación eléctrica basada completamente en fuentes renovables. Además, la región cuenta con una ubicación estratégica y condiciones climáticas favorables para generar energía eólica y solar. Según el informe de Renovables 2022 de la Agencia Internacional de Energía, se espera que la capacidad de generación de energía renovable no convencional en América Latina aumente en un 45% (+130 GW) para 2027.

Pero el potencial no se limita solo a la energía renovable. La región también posee importantes reservas de minerales estratégicos como zinc, cobre, cobalto y litio, necesarios para la producción de tecnologías relacionadas con energías no convencionales. Según la Agencia Internacional de Energía, para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, la demanda de litio podría aumentar 42 veces, mientras que la de cobalto y grafito podría aumentar más de 20 veces en comparación con los datos de 2020. La forma en que abordemos la extracción y comercialización