El aumento del costo de la energía a nivel global le da mayor peso a la implementación de energías alternativas. En Latinoamérica, si bien no se presenta un incremento tan alto como en Europa, hay perspectivas claras de esta migración.
Existe una serie de factores que afecta el costo de la energía, en los cuales destaca el aumento de la demanda por el incremento poblacional, así como el incremento de los precios del petróleo y las sequías, factores que afectan métodos de producción de energía como las plantas térmicas de combustión y las hidroeléctricas. Entonces es fácil entender por qué el confinamiento de 2020 golpeó el sector energético, ya que era más complejo importar y exportar petróleo, carbón y gas, los métodos más usados para la producción energética. De ahí que, en el 2021, teniendo en cuenta el índice de Goldman Sachs, el precio de la energía subió un 59%, superando con ventaja los índices de metales preciosos o de la agricultura.
En ese sentido, el informe de la OBS La importancia del sector energético en la economía, escrito por Jesús Reglero, director de programa y profesor de OBS Business School, concluyó que, aunque parecía que los precios podrían moderarse durante el primer trimestre del 2022, “los últimos acontecimientos en Ucrania marcarán la escalada de precios del gas” por tanto un aumento más de precios de la energía y que determinaría las posibilidades que tendrá Europa de llenar sus reservas para afrontar el invierno.
Reglero también indicó que las reservas de gas de la Unión Europea alcanzaron su nivel histórico más bajo. En comparación, afirmó que “a pesar de impacto de la COVID-19 en la actividad mundial, en Latinoamérica la situación energética parece no ser tan alarmante como la que está viviendo el continente europeo” y resaltó la tendencia bajista de países como Ecuador, Colombia, Perú y Chile, excepto por los precios de la electricidad del sector residencial en este último.
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Panorama de Latinoamérica
Entonces, según informe de la OBS, en Perú se prevé que el coste de la energía descienda debido a la transición energética puesta en marcha por el gobierno para darle entrada a más energías renovables. En Colombia la disminución de la demanda de petróleo, carbón y gas natural se dará gracias a la sustitución de los combustibles fósiles por energías limpias. En Chile, la incorporación de hidrógeno verde al mix energético cambiará las previsiones de demanda eléctrica del país al sumar 37000 GWh de nuevo consumo para 2040, por lo que se estima que los precios de la energía disminuyan progresivamente. Y en Brasil, se prevé una tendencia bajista del precio de la electricidad debido a la transición energética, la cual está muy avanzada en el país, y debido al modelo brasileño de generación de energía, que es predominantemente hidroeléctrico debido tanto a su competitividad económica como a la abundancia de este recurso energético a nivel nacional.
En conclusión, es innegable que por el momento nuestra región no está en la cabeza de las energías renovables, según datos la Agencia Internacional de la Energía (IEA) en Latinoamérica la mayor parte de la producción, desde 1990 hasta el 2018, es por hidroeléctricas. No obstante, existen buenas perspectivas, como las del informe de la OBS, en las cuales es claro que en el mediano y largo plazo esta tendencia cambiará, inclinándose a formas más limpias y eficientes de producción de electricidad, asunto particularmente importante para las industrias de alto consumo energético como la del HVAC.
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